Si escuchas las campanas de la iglesia tienes miedo al amor,
y las noches sólo son noches largas y hay una ansiedad a arrebol,
como cuando las petunias florecen marchitando su esplendor.

Y si brillan demasiado sus pupilas, tienes miedo al amor,
y a veces finges que tienes trabajo o no quieres tener hijos,
o quizás es tu vida es un laberinto sin control.

Cuando son odiseas los sábados y los domingos en su compañía,
y la cerveza se derrama por sus sienes sin alegría,
Quizás es que temes amar demasiado,
O envejecer si te entregas al amor.

Si ves su risa sin lozanía y los orgasmos sindicados en tramitación,
Si sientes que hay frenesí en el presente y no tienes planes ni conclusión,
quizás es que tus latidos son libertos,
y tus ardores muy modestos para sucumbir al amor.

Y es que en la vida no hay un sólo amor, sino muchos para escapar,
cuando se tiene uno a sí mismo,
tenemos miedo a compartir, nuestro momento definitivo,
y nos aferramos y nos herimos,
y entre mentiras nos elegimos, unos a otros para fallar.
Porque somos expertos en sabotaje,
en mil historias de espionaje,
para no enfrentar a ese amor,
ese que nos ahoga y que quizás será sin darnos cuenta,
una dulce y cruel prisión…

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Web construida con WordPress.com.